Samiri Hernández Hiraldo

BIO

Samiri Hernández Hiraldo was born and raised in Puerto Rico. She earned a Ph. D. in anthropology from the University of Michigan and has taught Anthropology, Religion, Women Studies and Latino Studies in Puerto Rico, Michigan, and Florida. In 2006 she published her book, Black Puerto Rican Identity and Religious Experience (2006; 2014).

Samiri was judged a finalist on the shortlist of the National Poetry Series’ 2012 Paz Prize for Poetry competition for her poetry collection, “Entre borrozas guardarayas” (Between Blurry Boundaries). Samiri’s poems have appeared in PALARA (Publication of the Afro-Latin/American Research Association), Chicana/Latina Studies: The Journal of Mujeres Activas en Letras y Cambio Social, and The Griot: The Journal of African American Studies. Her collection of poetry, La tela por la ventana, was published last year in Puerto Rico and her new short poetry and photo collection, Nomads, was exhibited in the festival, Scene in Wakulla 2017, in Crawfordville, Florida.

Samiri is now working on several poetry collections in English and Spanish, including a collection for children and on a memoir about her experience growing up in Puerto Rico in the worlds of faith and music. She also continues to advocate for environmental concerns and diversity issues in her Florida community where she lives with her husband and three children.

Vente tú (torcida respuesta al “desto” de Lalo)

‘“De nada nos ha servido decir “desto”’ en ‘El “desto”’ por Eduardo Lalo, sección, “Isla en su tinta,” El Nuevo Día, sábado 18 de junio de 2016.

--Si no hay bueyes se ara con vacasPapi

 

Sin encontrar la palabra exacta

Lalo, Lola, lo lamento…es tal el titubeo,

el cli   que    o de dedos

soltando pa’bajo.

 

Pa’fuera es que es.

Como el mismo polvorín, pero a lo Cantinflas.

Para sobrevivir. Se ha escuchado tanto,

la importancia de las palabras, casi una jaula acostumbrada.

 

¿Y los desperfectos del cerebro

con sus acostumbrados labios para que hablen?

Quizás la distancia, el espacio

entre la mente y los propios labios,

 

otros labios próximos, menos botos, más capacitados,

súper dotados.

Pareciera que sí. Ahí cae esta servidora. Mira y que… (por fin).

La espera

 

de lo inicial, lo que se supone que es probando paciencia

pa-cien-cia intelectual.

La sencillez de campo de Papi

que entretiene, informa…cierta lógica…ay, la nostalgia.

 

Tanto que de muy jóven predicaba.

Papi, que ni pasó

del tercer grado,

ni llegó a predicador,

pastor bautista, ministro ejecutivo asociado.

 

Dándole el chance sentados en el balcón por whatever vez:

Dale Papi…

El respeto, al respecto: Es que

Papi siempre ha hablado y orado tanto, igualito a mi abuelo Tato (Que en paz descanse).

 

Repitiendo, repitiendo y repitiendo

como el viento de huracán o tormenta,

como si tuviera altoparlantes,

en el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo.

Contando con cada dedo calloso de la mano

después del dedo apuntador en su famoso espectáculo.

 

Según Papi, haciendo un alto,

no siempre se debe

o se puede decir

lo que se piensa

aún queriéndose. Se dice…um…

ni en la mente (cerrando el “zipel” de la boca).

 

Que si pa’quí, que si pa’llá.

El vaivén, el cerebro como el mar.

¿Dos polos opuestos? Yo siempre en contra de las dichosas oposiciones binarias.

Papi haciendo gabinetes, dos clavos por martillar

 

a cada lado, en distinta superficie.

En última instancia: Dios, el mal (“Mejor dicho, Satanás”).

O te peinas o te haces rolos, o si sí o si no.

Una cosa, la otra, estado o no, Puerto      Pobre o Rico.

 

En la calle: La confianza, el miedo.

El tejemeneje

pa’ evitar problema, el revolú, la muerte de uno y la ajena.

(sin exajerar). Perder el tiempo,

 

espíritu, alma y cuerpo. Monos como Yuyo ni tanto, después que pacientemente le explico.

Papi: humanos cristianos.

Hijos de un Dios vivo, soberano.

Pecadores y santos.

 

(¿Y el medio qué? Jesús…Dios y humano al mismo tiempo/nosotros: Estado Libre Asociado.)

 

Te quiero decir Sami…

Se razca la cabeza como si excavando tierra seca.

Se da en el muslo a son de llaves y una que otra tuerca. Dios mío…

en la punta de la lengua (en realidad entre las cajas [de dientes]).

Como pelando coco o mamey: ¿Qué tengo, caramba, por mente?

Este...como se dice…Padre celestial.

 

Papi, mi’jo  cógelo con calma. No te preocupes que a mi me pasa igual.

 

La lista de excusas, ni tan larga, ¿Baratas?:

Bajando la cuesta, el Alzheimer (Mira, cállate).

En mi caso, PMS, perimenopausia, la enfermedad de lyme;

el ejetreo diario, el mismo viejo cansancio.

Hipersensibilidad/Ansiedad, genética: Papi y yo, mira que sí, mi hermano y Mami, mira que no.

Tanta cosa en la mente/pinturas, estilos de formica como los miles de cereales y jabones.

La vida. La naturaleza/(a lo Papi) La voluntad de Dios.

 

Todavía Papi…ahora sacudiendo la mano derecha,

Los dedos, chin-chin.

Los pelos de punta y media: Ya lleva…

 

en realidad llevamos en el mismo tajo,

ese aparente paréntesis de silencio, según yo, tu-tus liminal.

Nos seguimos mirando.

Los dos buscando

mutuamente                   por capacitar:

(mi título a lo Bakhtin): Otra gran dialógica oportunidad.

 

Casi moviendo a dueto ahora la cabeza con los labios (el de arriba de Papi casi anulado)

y los que se imaginan rondando por no verse.

No importa si tan sincronizados.

Como si pan-pan.

 

Ni que fuésemos espiritistas, santeros o magos.

ABCs…

Entonces: Vente tú…

El vente tú ese. ¡Eso mismo! (Papi entre salto y aplauso, yo tocándome la quijada y el pecho

con inmensa gratitud).

 

‘Pérate, no el de la canción

de llamar a quienes “quieran” cantar

con anticipación, de improvisto--

Tantas veces en la iglesia excluyendo a Papi (desde Olivieri), tan buen tenor.


Valga la aclaraci
ón: El de llamar la atención.

U-jun. Sonando al betún de pintar zapatos, su buen acento en la “u.” 

En el pasado: ¡¿Y el betún?! ¡¡El betún!!

Como si bien exacto. No la primera vez.

(Trulla ‘e buchiplumas)

Tan fácil decirlo, pero el cuento es otro, la verdadera historia que no se presta o vende

así como así.                                                                                  

Vente tú…

Ay, denuevo con la misma…No llamar las cosas por su nombre.

 

El “nombre”-el pie sin muleta

ha de estar. Yace en alguna parte

de la mente, alguna mente, alguna clase de mente y fuera

aunque no podamos agarrarlo en su momento.

 

Anyway, ya vendrá (hasta con los dos apellidos)

si es que hubiese para entonces la necesidad.

En el interín se puede colar su esencia

para haberse, saberse misteriosamente entre las demás

 

palabras. Las antes y las después

que según siguen y andan

sueltas, libres para mezclarse

entre muchas, bastantes, y tantas otras cerca y distantes.

 

(Hay las que salen

seguiditas tan exactas como se piensan y son malas

y las que son buenas,

en ambos casos pudiendo ser malintencionas.

En ambos casos

pudiéndose quedar en el bla-bla-bla, pura mier…)

 

Aquella que no salió, no nos salió, no sale; hay que aceptarlo

se sustituye, se sustituyó, la sustituímos:

Vente tú. O, vente tú, vente tú (sin importar quien la usó primero. Casualidad/Para Papi, en el Señor no la hay), dischosos los labios que te pronuncian.

 

Papi y yo, vente tú y mi hermano, Mami, mis hijos, mi esposo, cualquier hijo de vecino, un x o y

ser humano.

 

Por ayudarnos

Papi y yo seguimos conversando.

Volvemos a mirarnos, nos tocamos.

Caminamos como si entre miles de arbustos con deslumbrantes flores medio azules después del

puente de cemento pesado-largo sin terminar, rodeados de cucubanos.

 

Juntos

él        yo; elyyo.

Claro que no siempre fue así de “fácil”--

Ocasiones en que las palabras escupidas como gusanos de guayaba o mangó

no esperaron para hacer tanto o más daño que los días de silencio.

(Pero ni la mínima mención a Papi para que se ponga a titubear más, a llorar.)

 

Mejor seguimos buscando

para encontrarnos/Nos encontramos/

Encontrados/

Encontrándonos.

 

Papi hace incapié:

“Seguro que sí.” Trabajo responsable, arduo, fuerte.

Mantenimiento, ebanistería, la siembra,

lo que haya que meterle mano dentro de la casa y fuera.

 

Con lo mucho o poco de lo palpable o no que se sabe.

El deseo, más que deseo de hacer el bien, uno que otro chiste,

vivir en paz con Dios, el prójimo, los animales, las plantas, hasta el mismísimo aire,

dándose uno cuenta con sus dos buenos ojos.

 

Entonces no hay nombre o palabra, sus siglas, por ejemplo,

CC (corrupta contaminación)

que se nos venga encima ni en los más grandes letreros

ni mezclada casi escondida, ni dividida en dos, cuatro.

Y la que no haya particular, precisa

de alguna manera nos la inventamos,

nos avisa/Se vuelve a olvidar. No hay destrucción alguna--

El amor no termina

 

 

 

© The Acentos Review 2017